4/22/2009
Discursos sobre el avivamiento Charles G. Finney
CAPÍTULO 1
El avivamiento genuino
“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia.”
Habacuc 3:2
Se supone que el profeta Habacuc fue contemporáneo del profeta Jeremías y que el versículo arriba citado se dio en referencia a la cautividad babilonia de los judíos. Previendo los juicios que tenía que sobrevivir la nación judía, el alma del profeta se conmovió hasta la agonía y gritó congojadamente, “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.” Fue como si hubiera dicho, “¡Oh Señor! ¡No permitas que tus juicios desuelen a Israel! En medio de este horrendo tiempo, sean tus juicios un medio para hacer llegar el avivamiento entre nosotros. ¡En la ira acuérdate de la misericordia!”
La religión es el deber del hombre, y es algo que a él se le ve obligado cumplir. La misma consiste en obedecer a Dios con y de todo corazón: así, se puede decir que es su deber. Es verdad que Dios induce al hombre a cumplir su deber por medio de su Espíritu, por la razón de que el hombre natural es muy pecaminoso y no tiene ganas de obedecer a Dios. Si el hombre no tuviera necesidad de Dios de ser animado a la obediencia, tampoco habría necesidad de orar, “Oh Jehová, aviva tu obra…” El razonamiento de esta oración es el de que los hombres siempre no quieren obedecer, y si Dios no interpone su influencia a través del Espíritu Santo, ningún hombre obedecería los mandamientos de él.
La necesidad de un avivamiento presupone una declinación religiosa. Mucha de la religión auténtica en el mundo es resultado de un avivamiento. Parece que Dios se ha aprovechado de la conmovilidad del hombre y usa tales tiempos excitantes para despertarle a la obediencia. El hombre natural tiene tal sueño espiritual, y hay tantas cosas para distraer su atención de lo espiritual, que a veces es imprescindible que Dios le aguijonee con experiencias conmovedoras, hasta que se quiten esos obstáculos. A veces el hombre dormido necesita un fuerte toque para despertarle lo suficiente y moverle a buscar la gracia de Dios y para vencer su apatía y cumplir sus deberes.
No es que la religión verdadera consista solamente en experiencias conmovedoras. No obstante, los deseos carnales, los apetitos y la sensualidad obstruyen la religión, tal que la voluntad del hombre es esclavizada por ellos. Así, es preciso que Dios utilice los avivamientos para despertar a los hombres a la realidad de su culpa y peligro, y esto necesita ser de tal manera que se produzcan suficientes emociones y buenos deseos en el hombre para estimularlo a vencer los deseos carnales y a librar su voluntad a la obediencia hacia Dios.
Al repasar la historia de los judíos, se ve que Dios usó los avivamientos para mantener un buen estado de religión entre ellos. En esos avivamientos, había experiencias conmovedoras, causando a la gente, volver a Dios. Luego, dentro de poco tiempo, las influencias contrarrestadoras traían la declinación otra vez. Así, la religión de los judíos empeoraba de más en más, hasta que Dios, a través de su Espíritu, les convencía del pecado y los reprendía de nuevo. De esa manera, Dios ganó su atención y los encauzó para fijarse en la salvación, despertándolos y produciendo el avivamiento. Luego, las influencias contrarrestadoras se levantarían otra vez, la religión se disminuía y la nación judía entraba de nuevo en la lujuria, la idolatría y el orgullo.
Existe tan poco de principio en las iglesias actuales, tan poca firmeza y estabilidad de propósito, que si los sentimientos religiosos no se despertarán y quedarán despiertos, los contrarrestadores sentimientos mundanos y las atracciones sensuales prevalecerían. Y, como resultado, los hombres no obedecerían a Dios. Me parece que muchos de los hombres actuales tienen tan poca comprensión espiritual y sus principios están tan débiles, que si no son conmovidos a obedecer a Dios, muchos darán la vuelta y regresarán para no seguir en pos de Cristo. Ésta es una gran falta hoy, tal que las iglesias no experimentan la verdadera religión, sino a través de avivamientos. Muchos han tratado de promover a la iglesia a obedecer a Dios sin usar avivamientos, pensando que el mejor método de impulsar a los hombres a la obediencia es el de andar lentamente, sin tiempo emocionante alguno.
Para mí, tal razonamiento no tiene razón. Si la iglesia estuviera bastante madura y tuviera lo suficiente de principio en sí para quedar despierta, entonces, sí, ese modo de pensar tiene razón. No obstante, lo que pasa actualmente es que la iglesia está durmiendo y hay muchas atracciones mundanas que la contrarrestan, tal que no podrá adelantarse si no ocurriera algo estimulante.
No obstante, es muy deseable que la iglesia crezca en la obediencia de modo continuo, sin necesitar lo emocionante. Mucha estimulación no es buena para la salud del cuerpo, pues nuestros nervios no pueden soportar una sobreabundancia de lo excitante. Si el cristianismo realmente va a cambiar al mundo, no será a través de lo emocionante: la religión espasmódica tiene que acabarse. Entonces, lo emocionante no se necesitará, porque los cristianos no dormirán la mayoría del tiempo, despertándose de vez en cuando. Y los ministros no necesitarán gastar sus vidas tratando de parar la mundanería en los miembros de la iglesia.
Sin embargo, el estado de la iglesia actual no está suficiente maduro para no necesitar avivamientos. Hay demasiado de lo político y de otras diversiones que descarrían la iglesia de la santidad. Estas distracciones son las necesarias para precisar de un fuerte avivamiento para contrarrestarlas.
Hasta que los cristianos maduren lo suficiente, cada esfuerzo de promover el cristianismo, sin avivamientos, será en vano. A mí, esto me parece como buena razón, y la historia de la iglesia demuestra que es la verdad.
No creo que el cristianismo cambiará a las naciones paganas, sino por medio de avivamientos. Cada esfuerzo de afectar cambios genuinos a través de la educación o mejoramiento graduales, sin el evangelio, no servirá. Mientras las leyes de la humana queden fijadas, los esfuerzos carnales nunca podrán lograr cambios duraderos. Se necesita una profunda convicción del pecado; algo para despertar la conciencia endurecida y dormida de los perdidos.
Mientras los cristianos viven casi de igual modo de los paganos, es imposible que Dios, o los hombres, promuevan la verdadera religión, sino sólo por medio de los avivamientos. Dios ha usado los avivamientos muchas veces en la historia de la iglesia para estimular a los perezosos a la obediencia. Por ejemplo, hay muchos que saben de su deber de obedecer a Dios, pero no lo cumplen a razón del temor de los hombres; temen las burlas de sus amigos. Otros tienen sus ídolos, y otros demoran en arrepentirse hasta que (según piensan ellos) hayan ganado muchas riquezas u otras cosas mundanas. Tales personas no van a abandonar sus vanidades hasta que sientan vergüenza por sus pecados y hayan sentido plenamente el peligro de estar eternamente en el infierno. Solamente entonces irán a Jesucristo para refugiarse.
Todos mis comentarios hasta aquí son solamente una introducción. Ahora quiero señalar:
1. Lo qué el avivamiento no es.
2. Lo qué el avivamiento es.
3. Las agencias que promueven el avivamiento.
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