8/22/2010

Obreros cristianos


Obreros cristianos :

¿Cómo les influiría el estar dos semanas en el infierno?

Cuando Guillermo Booth fundó el Ejército de Salvación en el Este de Londres, no tenía mucha esperanza de atraer a sí mismo a muchos jóvenes, consagrados, que captaran su visión acerca de los perdidos. En el transcurro del tiempo, inauguró una escuela de orientación con el solo propósito de enseñar a sus estudiantes cómo ganar almas. Un día, mientras les enseñaba el evangelismo, él exclamó en un tono dramático y dijo:

—Me gustaría muchísimo si yo pudiera enviarlos a todos al infierno durante dos semanas.

Ustedes saben lo que quería decir. Si aquellos jóvenes pudieran vivir en medio de los lamentos y quejas de los condenados por unos pocos días, ellos regresarían a la tierra con una pasión inmortal para advertir a los hombres del cómo escapar de la ira venidera.

Oh, Dios, pensar en las tantísimas almas que fallecen a cada momento, destinadas a gozarse eternamente en el cielo o lamentarse en el infierno para siempre. Oh, conmuéveme, y dame nueva fuerza, para que no pase ni uno de ellos a la muerte en vergüenza y pecado; que yo, usado por Ti, pueda buscarlas y ganarlas para tu honra y gloria.

-por H.C. Van Wormer

Por sus frutos los conoceréis

Falsos profetas en la grey

Usted puede conocer un árbol frutal por los frutos que produce. Muy fácil, ¿verdad? Es como dice la Biblia en Mateo 7.16: Por los frutos los conoceréis. De la misma manera, usted puede conocer el corazón de una persona por las obras que hace. Esto no es tan fácil, pero se aplica en la misma forma al corazón humano como al árbol frutal.



Luís Sánchez conocía bien tanto las nueces como los árboles de nueces. Desde hacía treinta años los cultivaba en el valle Shenandoah de Virginia, EE.UU. Por medio de injertos, él mismo había desarrollado nuevas variedades. Para poder hacer esto, seleccionaba los mejores tallos de los diferentes árboles, y con mucho cuidado los injertaba a troncos ya de antemano preparados. Satisfecho veía crecer esos nuevos tallos hasta que, finalmente, se hacían árboles llenos de nueces.

Pero Luis Sánchez nunca decidía propagar o producir una nueva variedad juzgando solo por el árbol. Más bien los juzgaba a cada uno por la calidad y la cantidad de frutos que producía. Después de haber sacado de la cáscara la sabrosa nuez, todavía la pesaba aparte y hacía un porcentaje comparando la cantidad de nuez con las cáscaras. A base de todo esto, escogía las mejores variedades.

Así también usted, igual que Luís, juzga y evalúa todo árbol frutal por sus frutos: las ricas papayas, las dulces naranjas, las deliciosas cerezas, los jugosos mangos. Siempre son los frutos los que llaman la atención.

Y así es en su vida espiritual: son los frutos los que valen. ¿Qué, pues, son los frutos espirituales? Son las buenas obras que usted hace; no sus buenas intenciones ni su fe que no se puede ver. Las espontáneas y visibles acciones que usted hace, a ésas me refiero.

¿Cuáles son las acciones que usted recuerda todas las noches cuando está para acostarse? ¿Son actos bondadosos, cuidadosos, sanos y puros? ¿O saben a egoísmo, impureza, codicia, e impaciencia? ¿Le cuesta decidir qué clase son? Hagamos las preguntas de otra manera. Cuando usted examina la vida de otros, ¿qué clase de acciones encuentra en ella? ¿Es verdaderamente tan difícil saber si los hechos de otros son buenos o malos? Probable que no.

Ahora, ¿qué clase de frutos ven otros en usted cuando ellos le examinan? 0 más importante, ¿qué dirá Jesús cuando Él examine sus actos? ¿Encontrará los frutos de su vida podridos, llenos de gusanos, sin sabor o pura cáscara? ¿Puede usted imaginar las acciones suyas en las manos del Maestro? ¿Serán como frutos escogidos, de buen gusto, y abundantes? La respuesta es muy importante, porque Jesús enseñó: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7.20).

Jesús quiso que supiéramos que Él juzgara a todo hombre por sus obras. Las obras muestran lo que hay en el corazón. Además, Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis”, porque quiso que nosotros supiéramos juzgar los corazones de los demás por sus acciones. Este pasaje hace énfasis especialmente en que sepamos distinguir entre los profetas verdaderos y los profetas falsos. Jesús explicó que el fruto que el hombre produce revela qué clase de maestro él es. Jesús no enseñaba que él mismo podía discernir la fe del invisible corazón, aunque claro que sí, puede. Lo que Él decía significa que hombres como usted y yo podemos evaluar por las acciones la invisible creencia de otros.

Por lo tanto, debemos tener nuestros ojos abiertos para cerciorarnos si lo que otros dicen concuerda con lo que hacen. Pero no dejemos nosotros de hacer buenos frutos por estar juzgando los frutos de los demás. Tampoco pensemos en hacer muchas buenas obras para disfrazar un corazón malo o cubrir acciones malas. Eso de nada servirá; las uvas no crecen en arbustos espinosos, ni los higos en los abrojos.

Usted necesita el tronco correcto para poder dar frutos buenos. Por lo tanto, si su vida es estéril o produce malos frutos, deje que Jesucristo lo purifique ahora mismo. Usted verá luego los hermosos frutos brotar de los tiernos retoños de su vida. El resultado natural será buenas obras, las que Jesús llamó buenos frutos.

No debemos esconder esos frutos. En Mateo 5.16, Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Todo el mundo espera ver buenas obras en la vida de los cristianos. Todos también juzgan la falta de fe en otros por sus obras malas.

Y así los cristianos pueden juzgar a los hombres de la misma manera. Hechos malos quiere decir un corazón malo, no importa lo que diga con su boca. ¿Por qué? Porque el mismo Jesús enseñó esta simple verdad, tomando ejemplo de la naturaleza: “Por sus frutos los conoceréis”.

—Santiago Landis

8/17/2010

¿ LITERATURA MARXISTA EN LAS CALLES DE TALCAHUANO ?

fotografia tomada en la plaza de Talcahuano

Marxista es en su más simple definición, un seguidor de las ideas de Marx y Engels. "Marxista" y "militante comunista" son prácticamente sinónimos desde el punto de vista práctico. Karl Marx y Friedrich Engels construyeron durante el siglo pasado en Europa el fundamento para la ideología que luego se llamó "marxismo". La filosofia marxista es básicamente materialista, es decir, afirma que la realidad es, en su esencia, material. Esto no significa que el marxismo niega la existencia de la mente, sino que la consideran como un producto del cerebro que no sobrevive después de la muerte. Además, los marxistas niegan la existencia de un creador y aceptan la teoría de la evolución como una realidad.

Según los marxistas, el sistema capitalista en el cual los poderosos son dueños de los medios de producción, debe ser reemplazado primero por un socialismo que instituirá una dictadura del proletariado. Durante la existencia de este estado dirigido por el proletariado, las distinciones sociales causadas por la propiedad privada desaparecerán, y en última instancia aparecerá el comunismo , la etapa final del proceso, donde el estado mismo será eliminado y la paz y la prosperidad reinarán. Estas ideas, con algunas variantes, dependiendo de los diferentes líderes revolucionarios, son las que mueven a los marxistas hoy en día. Sobre el fundamento de Marx construyeron hombres como Lenin en Rusia, Mao en China y Castro en Cuba.
Fotografia tomada en la Plaza de Talcahuano


IDEAS PRINCIPALES DEL MARXISMO

Según el marxismo toda realidad está en proceso de cambio y de avance como resultado de que las ideas son la fuerza motriz que mueve la realidad. Esto se llama en el lenguaje de la ideología comunista, materialismo dialéctico.

Este proceso de desarrollo, el cual Marx y Engels veían en la naturaleza (por ejemplo, a través de la evolución de nuevas especies, o en la semilla que germina y se hace una planta), según ellos también estaba presente en la historia, reflejándose en el progreso social y económico de la humanidad.

Este razonamiento los lleva a creer en el determinismo económico. Sintetizado, esto significa que lo económico determina todas las cosas en la sociedad, incluyendo el gobierno, las ideas predominantes, las leyes, y aun la religión. La economía, no las ideas, son el factor determinante de la historia. Hasta la naturaleza humana es determinada por el sistema económico

Es sabido que Marx dijo que la religión es el opio de los pueblos. En el pensamiento marxista Dios ha sido creado por la mente de los hombres. Así como los primitivos encontraban refugio adorando las fuerzas de la naturaleza mediante la creación de dioses detrás de ellas, el hombre moderno encuentra seguridad en un mundo inestable en la idea de un Dios. Engels afirmó que las culturas primitivas eran todas politeístas (creían en muchos dioses), y a partir de estas estas creencias surgió en la mente de los hombres la idea de un solo Dios. Esto es erróneo, los eruditos ya han comprobado que todas las culturas en el pasado comenzaron creyendo en un solo Dios, y con el tiempo se terminó creyendo en varios.

luego que Lenin murió en 1924, Stalin tomó el poder en Rusia y en nombre de los ideales del marxismo - leninismo mató a más de 20 millones de personas.

Quizá un punto importante es clarificar la idea errónea que el marxista pueda tener acerca de la Biblia.

La falla básica del marxismo consiste en pensar que la naturaleza del hombre es determinada por su condición económica. Piensan que si el sistema económico cambia, la naturaleza del hombre también va a cambiar. Aquí está el talón de Aquiles de la ideología. El cristiano debe señalar que:

1) La historia, y sobre todo la historia reciente (la desintegración de la Unión Soviética), ha demostrado que la naturaleza del hombre sigue siendo tan pervertida como lo fue siempre. El propio Lenin admitió que el hombre nuevo que él aspiraba a ver, aun seguía metido hasta las rodillas en el lodo del viejo mundo (Bockmuel, p.129)

2) A pesar de los esfuerzos de los países socialistas de suprimir la religión (la idea detrás del intento es que una vez que las nuevas generaciones son educadas en el nuevo sistema, la religión desaparecerá), ésta ha persistido y continuado creciendo en esos mismos países. Una ilustración gráfica de ello es la explosión religiosa que se está viviendo en la ex Unión Soviética.

3) El "hombre nuevo" que supuestamente debe ser el producto del sistema socialista ni siquiera se puede divisar en la distancia. Una encuesta llevada a cabo por el periódico ruso Pravda a principios de esta década, reveló que los soviéticos prefieren comprar vodka antes que donar para los niños pobres. El 70% de los padres, según la encuesta, no dejan a sus hijos hacer amistad con un niño incapacitado; el 80% no cooperaría para ayudar, y algunos apoyan la eutanasia. La teoría de Marx es abofeteada por la realidad.

4) El problema de la raza humana no es la diferencia de clases ni la explotación del hombre por el hombre. Por el contrario, éstos son frutos del problema, no el problema en sí. El problema de la humanidad consiste en que se ha rebelado contra Dios, y de esa forma recoge los frutos del pecado personalmente y también a nivel de la sociedad.

La humanidad no será salvada mediante la redistribución de las riquezas, ni podremos crear el "hombre nuevo" mediante procesos económicos, sociales o científicos. Los humanos somos salvos mediante la fe en Jesucristo. Esto a su vez crea el nuevo hombre en nosotros, mediante la obra regeneradora del Espíritu Santo (2 Cor.5:17). La sociedad ideal será cristalizada con la segunda venida de Cristo y su reino de justicia. Esa es la esperanza de la humanidad.