10/21/2017

GIROLAMO SAVONAROLA

GIROLAMO SAVONAROLA

(Martín Lutero no estuvo solo - A 500 años de la reforma):
Alrededor de la base del monumento a Lutero en Worms, Alemania, están los cuatro precursores de la Reforma Protestante: Jan Hus, John Wycliffe, Peter Waldo, y Girolamo Savonarola. Ellos no podrían haber tenido personalidades más diferentes, y sin embargo cada uno inspiró las reformas de Lutero a su manera. Lutero encontraba a Savonarola personalmente inspirador: mientras Lutero viajaba a la Dieta de Worms en 1521 para ser juzgado —después de quemar la bula papal que lo excomulgó— llevaba una imagen del fraile dominicano.
Mientras Lutero enfrentaba la posibilidad de morir en Worms, quizá él comparó su propia vida a la de Savonarola: con voz profética, Savonarola había condenado la corrupción de la Iglesia romana. Su conflicto con el papa tuvo su clímax en su excomunión y su ejecución en el fuego. Lutero fue igualmente excomulgado por sus quejas contra los abusos papales. Y aunque Lutero escapó de su propia sentencia de muerte, él encontró una resonancia particular con Savonarola; dos años después de esconderse en el Castillo de Wartburg, Lutero publicó las meditaciones en prisión de Savonarola sobre los salmos 51 y 31, y le elogió como “ese piadoso hombre de Florencia”.



El profeta del pueblo:
Nacido en una familia adinerada en Ferrara, Italia, en 1452, Savonarola era un joven precoz con una inclinación al aprendizaje. Aunque sus padres querían que estudiara medicina, él tomó a los 23 años la súbita decisión de unirse a la orden dominicana después de desilusionarse por la vanidad de la cultura italiana. Como joven fraile, profundizó en las obras de Tomás Aquino y en la Escritura, demostrando rápidamente una mente capaz que le permitió guardar la mayor parte de la Escritura en su memoria.
Savonarola llegó a Florencia en 1490, ya reconocido por su aprendizaje; sin embargo, fue su predicación la que lo catapultó al centro de la reforma y política florentina. Frecuentemente, desde la catedral en Florencia, Savonarola predicaría a miles en el idioma vernáculo usando poderosas imágenes y lenguaje sencillo de las escrituras. Anunció la gracia salvadora de Cristo con potencia bíblica mientras ofrecía severas críticas a las prácticas inmorales de líderes políticos y eclesiásticos.
Su predicación influyente, junto con algunos eventos extraordinarios fuera del control de Savonarola —la invasión sorpresa del rey francés a Italia junto con una enfermedad devastadora— elevaron súbitamente su influencia en Florencia. De igual importancia para su ascenso como la voz profética de la ciudad fue la creencia penetrante entre la gente ordinaria de un inminente y trascendental levantamiento relacionado con el fin de los tiempos, especialmente mientras se acercaba el año 1500.
Excomulgado:
De 1494 a 1498, Savonarola fomentó un dramático cambio político y social. Su predicación se volvió mucho más profética. Enfatizando el regreso de Cristo, él llamó a Florencia a vivir como una nueva Jerusalén. Su reforma moral llevó a la reorganización política, mientras él trabajaba por establecer una “república cristiana”, así como Calvino lo hizo después en Ginebra.
Hacia la cúspide de estos cambios, él organizó a los jóvenes de Florencia para modelar e incitar una reforma, haciendo varias “Hogueras de Vanidades” como protesta contra el carnaval anual de Mardi gras. Estos jóvenes guiaron a los ciudadanos a destruir instrumentos de tentación como máscaras de carnaval, cartas de juego, vestidos caros, maquillaje, espejos, e incluso instrumentos musicales. La última de estas ocurrió en la Plaza de la Señoría en el centro de Florencia el 7 de febrero de 1497, meses antes de que el Papa Alejandro VI excomulgara a Savonarola.
Después de su excomunión, el conflicto de Savonarola con el Papa Alejandro VI explotó cuando el papa capturó cartas que Savonarola había enviado a los reyes de Francia, Inglaterra, España, Hungría, y al emperador de Alemania, pidiéndoles llamar a un concilio eclesiástico para destituir al papa por sus abusos. Savonarola no se oponía al oficio, sino a la persona de Alejandro VI y, de esta manera, se diferenciaba de las críticas más expansivas de los reformadores posteriores a la autoridad papal y a la doctrina católica.
La chispa de Lutero:
En cuanto a si Savonarola afirmaba la primacía de Pedro, motivaba a la devoción a María, y tendía a una perspectiva semi-Pelagiana de la salvación, él permaneció doctrinalmente dentro de la Iglesia católica romana. Pero en cuanto a si Savonarola llamó a una reforma moral, condenó los abusos papales, y elevó la autoridad de las Escrituras, él se anticipó a la Reforma.
Aunque el movimiento de Savonarola, la reforma de un solo hombre en Florencia, no continuó mucho tiempo en Italia después de su muerte, su predicación apasionada y sus celosas reformas expusieron la corrupción de la Iglesia como una breve pero brillante cerilla encendida en una cueva oscura. La chispa de Savonarola fue la clase de chispa por la cual Lutero, solo dos décadas después, encendería su propio fuego de reforma.

(Publicado originalmente en Desiring God.)