4/22/2009

1. Un avivamiento de la religión genuina no es un milagro.

1.1 Un milagro es algo en que Dios interfiere para obrar, poniendo al lado las leyes de la naturaleza. En este sentido, el avivamiento no es un milagro, porque el mismo ocurre dentro de las leyes de la mente humana.

1.2 El avivamiento tampoco es un milagro según otra definición de milagro: algo que sucede sobrenaturalmente. De veras, el avivamiento puede ocurrir dentro de las leyes de la naturaleza, ocupando los poderes naturales de la mente humana. Cuando alguien se arrepiente, no está usando poderes sobrenaturales. Solamente está usando sus poderes naturales en una manera diferente, para la gloria de Dios.

1.3 Un avivamiento no depende de un milagro. Es solamente el resultado del debido uso de las habilidades naturales de arrepentirse y humillarse. No obstante, las medidas usadas para traer un avivamiento no producirán efectos sin la bendición de Dios. Es igual que una semilla. Las semillas no nacerán sin la bendición de Dios. No se puede decir que una cosecha ocurrió sin la bendición de Dios, pero a la vez es una de las leyes de la naturaleza que las semillas nacen, crecen y dan fruto. Así también es con el avivamiento: es el resultado de las leyes de la naturaleza, con la bendición de Dios.

Los apóstoles hicieron milagros, pero el avivamiento hubiera podido ocurrir sin ésos. El avivamiento ocurrió junto con los milagros, pero los avivamientos mismos no fueron milagros.

¿Cuáles son las leyes que las semillas obedecen para poder producir frutos? Simplemente son las que Dios ha puesto en la naturaleza. En la Biblia, la Palabra de Dios se compara con una semilla, y los resultados de ella se comparan con los frutos. Y igual que el fruto es el producto de las leyes de la naturaleza, el avivamiento es el producto de las leyes de la naturaleza.

Ojalá que esta verdad se profundice en tu mente, porque desde hace mucho tiempo se ha pensado que el avivamiento es algo muy peculiar, y el mismo no se puede producir sino por medio de un milagro. O sea, muchos piensan que el avivamiento no tiene nada que ver con lo normal, ni se puede producir por las leyes de “causa y efecto”. Esta doctrina es muy peligrosa y no tiene razón.

Imagínate que alguien hubiera enseñado a los agricultores que, pues Dios es soberano, él va a dar una cosecha solamente cuando él lo quisiera, y por esto será en vano cultivar la tierra y sembrar semilla. Pues, si tratamos de cultivar y sembrar, no estamos dejando todo en las manos del Soberano Dios. Además, no hay relación entre el sembrar y el cosechar.

¿Qué tal de esa doctrina? ¡Si los agricultores la hubieran creído, todos morirían de hambre!

El mismo resultado pasa si la iglesia cree que el avivamiento es sólo el regalo de la soberanía de Dios, y que no existen leyes de causa y efecto en el avivamiento. ¿Cuáles serán los resultados de esta doctrina? ¡Una y otra generación irían al infierno! Millones y millones de personas han ido al infierno mientras que la iglesia espera que Dios los salve sin usar las leyes de la naturaleza. ¡Ésta es la obra del diablo; el engañador! Porque la ley del avivamiento es igual a la del sembrar y cosechar.

Existe una verdad acerca de la soberanía de Dios que se debe notar. Es la de continuación: Lo que es necesario para la vida (la comida y el abrigo) siempre se puede conseguir fácilmente, siguiendo las sencillas leyes de la naturaleza. Lo de lujo es más difícil obtener, y lo que es dañino muchas veces necesita mucha labor[1]. Así es con lo espiritual también: para recibir bendiciones espirituales, solamente se tienen que usar las maneras que Dios nos ha dado.

FUENTE:

No hay comentarios: