2.1 El avivamiento es la renovación del primer amor entre los cristianos, que luego resulta en despertar y convertir a los pecadores. En este sentido, el avivamiento en una comunidad despertará, vivificará y reclamará a los que se han apartado de Dios. La necesidad de un avivamiento presupone que la iglesia ha caído en la apostasía y que ella necesita volver otra vez al arrepentimiento.
2.2 El avivamiento siempre conlleva la convicción del pecado en los miembros de la iglesia. Los que se han apartado no pueden despertarse y volver de golpe al camino correcto; siempre necesitan escudriñar su corazón profundamente antes de empezar de nuevo en el servicio de Dios. Los orígenes del pecado necesitan descubrirse. En el avivamiento auténtico, los cristianos apartados siempre sienten convicción; ven sus pecados luciendo tan claros que muchas veces les parece ser que no hay esperanza de reconciliación con Dios. No siempre es tan fuerte, pero sí, el genuino avivamiento siempre es acompañado por la convicción del pecado.
2.3 Los cristianos que se han rebelado contra Dios volverán al arrepentimiento, pues el avivamiento es nada menos que un nuevo comienzo de la obediencia a Dios. Igual que un inconverso, el primer paso para el rebelde es el arrepentimiento; el quebrantamiento del corazón, el bajarse al polvo en humildad y el abandono del pecado.
2.4 Los cristianos se renovarán en la fe. Mientras uno está en la rebelión, está cegado al estado de los pecadores, sus corazones están duros y las verdades bíblicas son como sueños. Tal persona da su consentimiento a la verdad, y su conciencia y discernimiento igualmente dan la aprobación a ella. Sin embargo, su fe no la ve como acentuada; o sea, la verdad no está vista en su viva y eterna realidad. Pero al entrar a un estado revivido, ya no ve a los “hombres como árboles andando”, más bien, ve que la luz brilla tan refulgente que el amor de Dios se levantará de nuevo en su corazón. Esto los impulsará a trabajar celosamente para la salvación de otros. También, a razón de tener en sí tanto amor a Dios, el hombre revivido sentirá pena, dándose cuenta de la falta de amor a Dios en muchos otros. Ese amor le impulsará a persuadir a sus vecinos a entregarse al Señor. Así, el tierno amor de Dios se perfeccionará en el hombre revivido, llenándole con una pasión para la salvación de almas. Esa pasión se ampliará hasta incluir a todo el mundo, trayendo una agonía al corazón por los que desean ver convertirse: sus amigos, parientes y hasta sus enemigos. El hombre renovado no solamente urgirá a ellos a rendirse a Dios con palabras, sino los llevará a Dios a través de la oración, con gemidos y lágrimas, implorando a Dios salvarlos del infierno.
2.5 El avivamiento rompe el poder del mundo y del pecado en los cristiano, y les da ventajas, engrandeciendo sus deseos para entrar al cielo. Además, les da un gusto del cielo y nuevos deseos para estar unidos a Dios. Y en sus vidas, la seducción del mundo se ve conquistada y la fuerza del pecado, vencida. Cuando las iglesias están despiertas y renovadas de esta forma, la reformación y la salvación de los pecados seguirán caminando en los mismos pasos de convicción, arrepentimiento y luego reformación, en los corazones ablandados y humillados. Muchas veces, los pecadores más duros son los que se convierten primeros; ¡las prostitutas, los borrachos, los ateos y personas semejantes se despiertan y convierten! Los más abandonados de los humanos se ablandan y son reclamados, convirtiéndose a hermosos ejemplos de la hermosura de santidad.
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