4/22/2009

Comentarios

1. Muchas veces el avivamiento se cuenta como un milagro, algo que solamente Dios puede actuar. Esta idea persiste hasta hoy en día. Además, existen otras ideas acerca del avivamiento que son absurdas. Durante mucho tiempo la iglesia suponía que el avivamiento era un milagro; un entremetimiento del poder divino, del cual la iglesia no tenía nada que ver, tampoco lo podía provocar como agente. Se suponía que el avivamiento era igual a los truenos, las granizadas y los terremotos: Dios los produce, no los hombres. Hace poco tiempo que los cristianos se han despertado, dándose cuenta que el avivamiento es algo que los hombres pueden promover, si obedecen las leyes de él. Algunas personas habían determinado que el avivamiento ocurría como las lluvias: llueve en un pueblo, pero el otro quedaba seco. Asimismo se ha determinado que los ministros y las iglesias no pueden hacer nada para producirlo, del mismo modo que los hombres no pueden producir las lluvias.

De igual modo, algunos han propuesto que el avivamiento sólo aparece una vez en cada quince años. Y durante ésta ocasión se convertían todos los que Dios quería que se salvaran. Luego, la iglesia tendría que esperar otros quince años para una nueva cosecha de almas. Otros se imaginaban que la espera era de cinco años, no de quince.

Escuché un testimonio acerca de uno de estos pastores que pensaba que sólo podía llegar el avivamiento una vez cada cinco años. Llegó un avivamiento en su iglesia. El siguiente año, el avivamiento vino a un distrito vecino, y este pastor fue a predicar allí. Quedó allí varios días, hasta que su propia alma se encendió con el fuego de Dios. Luego, regresó a su propia casa el día sábado y se preparó para predicar el próximo día. Entró su cuarto de estudio, estando en agonía su alma en cuanto a los inconversos que asistían a su iglesia.

Reflexionando sobre todo esto, empezó a calcular de cuántos hombres se perderían en el infierno si el avivamiento viniera solamente una vez en cada cinco años. Sumando sus calculaciones, las anotó y predicó sobre esto el día siguiente, con un corazón ardiente. Con todo, no esperaba que el avivamiento llegara, pues según su teoría el avivamiento venía una vez en cada cinco años.

A pesar de su suposición negativa, cuarenta hombres fueron convertidos, escuchando ese mensaje. ¡La teoría de que el avivamiento puede llegar solamente una vez en cinco años fue claramente derribada! Así es cómo Dios evidenció que el avivamiento no es un milagro, sino es producto de los hombres rindiéndose a Jesucristo de todo corazón.

2. Erróneas ideas acerca de la soberanía de Dios han impedido mucho el avivamiento. Muchas personas han presumido que la soberanía de Dios es tal que el hombre no puede cambiar los sucesos y eventos de su vida terrenal. Esa exclusión supuestamente incluye la falta de poder del hombre de promover los avivamientos.

Pero la Biblia no enseña que Dios se ejercita de ese modo. Además, tampoco existen pruebas en la historia que él actúa así. Al contrario, se ha revelado que Dios le ha dado al hombre maneras y modos que pueden afectar los resultados de los sucesos cotidianos: ambos en lo natural y lo espiritual. La naturaleza no es como una gran máquina que se conduce sin darse cuenta a lo que hacen los hombres; Dios la ha creado y puesto en marcha de tal manera que el hombre tiene algo que ver con los sucesos. Tampoco se ha retirado Dios del universo, dejando todo en las manos de los hombres y la suerte. Pensar así es mero ateísmo.

La verdad es que Dios vela y controla todo, permitiendo al hombre ciertas maneras (limitadas, por supuesto) que tiene la capacidad de influir en los sucesos del mundo. No es que Dios haya dejado al hombre bajo su providencia soberana, sin maneras de influenciar su propio rumbo.

A pesar de esta verdad acerca de la capacidad del hombre de afectar su futuro, algunas personas se inquietan al ver un esfuerzo humano de poner en marcha un avivamiento, diciendo: “Estás tratando de tener un avivamiento por tu propia fuerza. ¡Cuidado! ¡Estás entremetiéndote en la soberanía de Dios! Mejor será seguir en el rumbo normal y permitir que Dios haga un avivamiento cuando Él quiera. Dios es soberano, y tú haces mal en esforzarte en tener un avivamiento solamente por la razón de que tú piensas que la hora ha venido.”

Tal razonamiento es exactamente lo que al diablo le gusta. Y los hombres no pueden hacer la obra del diablo más eficazmente, que por predicar sobre la soberanía de Dios de tal manera que todo empeño de tener avivamiento parece como una locura.

3. Debido a lo erróneo que sale de emocionantes escenas que pasan durante los avivamientos, hay quienes dicen que es mejor no promoverlos. ¡Pero no sea así! Sí, hay quienes abusan con lo demasiado emocionante. Sin embargo, tales excesos siempre ocurren en cualquier buena obra, pero no deben parar lo provechoso.

La historia demuestra que en el estado actual del mundo, no hay mejor manera de propagar la religión que la de poner en marcha un avivamiento. Y, lo excesivo que ocurre es algo normal, pero no es suficiente razón para descontar avivamientos. Ni siquiera por un momento debe la iglesia considerarlos como peligrosos. La idea de abandonar los avivamientos es peligrosa a los intereses de Sion, muerte a las misiones y trae como consecuencia la perdición del mundo.

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