3/04/2009

SMITH WIGGLESWORTH “Apóstol de la Fe”.



1859 – 1947

UNA VIDA ESFORZADA
Smith Wigglesworth nació en Yorkshire, Inglaterra, en el seno de una familia muy pobre y empezó a trabajar desde los seis años de edad durante 12 horas al día, por tal razón nunca fue a la escuela. A los ocho años se convirtió en una Iglesia Metodista Wesleyana y empezó a predicar el Evangelio de Jesucristo, la primera persona a la que llevó a los pies de Cristo fue a su propia mamá. A los diez años se fue a la Iglesia Anglicana y allí fue confirmado. A los dieciséis años se fue al Ejército de Salvación, y a los veinte años se fue a trabajar en Liverpool en donde comenzó a dar de comer a los niños pobres de los muelles, con su propio sueldo.
Luego se fue a Bradford en donde se estableció permanentemente y desarrolló un negocio de plomería. Allí conoció a la joven que habría de ser su esposa y se casó con ella.
Polly, su esposa, fue una gran bendición para su vida: fue ella quien le enseñó a leer y escribir; también fue ella quien con su dulzura ayudó a moldear el temperamento fuerte de su marido. Ella predicaba el Evangelio en campañas de salvación y él era ujier: saludaba a las personas en la puerta, repartía himnarios y hablaba con los recién convertidas en el altar. Los días martes, los esposos Wigglesworth acostumbraban ir a la ciudad de Leeds, en donde se desarrollaba una reunión semanal de oración por los enfermos. Allí fue sanada su esposa.

Un día, los líderes de su Iglesia decidieron viajar a una Convención Cristiana y le pidieron a Wigglesworth que dirigiera los servicios de la Iglesia en Bradford, mientras ellos regresaban, encargo que él aceptó con renuencia. En esa primera reunión en la que Wigglesworth predicó, a pesar de su inexperiencia y de su falta de títulos académicos, 15 personas fueron sanadas por Dios. Muy sorprendido, Wigglesworth concluyó que Dios lo había hecho por misericordia con los enfermos y principalmente con él.
Posteriormente el mismo Smith Wigglesworth sufrió una grave apendicitis que lo tuvo a las puertas de la muerte, porque él se negó a ser operado, pero una pareja de jovenes vino a visitarlo y el joven oró por él diciendo: “Fuera demonio en el nombre de Jesús” e inmediatamente Wigglesworth se sintió bien y recuperó sus fuerzas. Para sorpresa de todos se sintió tan bien, que en ese mismo momento se fue a hacer un trabajo de plomería que le solicitó una señora.



Teniendo como base estos testimonios en otros y en sí mismo, comenzó su ministerio de sanidad antes de recibir el Bautismo del Espíritu Santo, y llegó a ser conocido como predicador en el pueblo de Bradford y en los alrededores cercanos, en donde ministró hasta los 48 años de edad. En sus servicios llevaba a muchos a los pies de Cristo, y oraba por los enfermos.
Algunas personas criticaban su falta de educaciòn formal, pero él no se dejaba llevar a discusiones teológicas, sino que decía: “No soy erudito, soy hombre de un solo libro: La Biblia”.

LA TRANSFORMACIÓN DE SU MINISTERIO
En 1907, a la edad de 48 años, recibió el Bautismo del Espíritu Santo, y se convirtió en un Evangelista único, su temperamento y su forma de vivir cambiaron radicalmente. Smith Wigglesworth fue llamado por Dios al ministerio evangelístico para ir a las naciones de la tierra, y a partir de entonces trabajó siempre con total independencia respecto de las denominaciones, pero con mucha cercanía y amor con los Pastores e Iglesias que le abrieron las puertas.

Dios lo llevó a ministrar en grandes reuniones de sanidad y milagros, en las que impartía fe a las multitudes, predicaba el mensaje de salvación, oraba por los enfermos y desafiaba a los creyentes a recibir el Bautismo del Espíritu Santo. En la puerta de su sede de Bowland Street había un aviso que decía: “Yo soy tu Dios que te sana”. Esto causaba un gran impacto en las personas que lo leían.
Tuvo que padecer durante varios años de su ministerio, dolorosos cálculos renales que le producían constantes hemorragias; sin embargo se rehusó a ser operado y esperó, con fe inquebrantable en la sanidad divina, hasta que finalmente en un servicio de milagros él mismo fue sanado y expulsó veinte cálculos. Llegó a ser conocido como el “Apóstol de la Fe”. Su ministerio se caracterizaba por grandes milagros y señales extraordinarias (incluso hay registradas cerca de veinte resurrecciones en su ministerio).
Muchas personas se sorprendían por sus métodos, que algunas veces parecían rudos pero que traían bendición a las personas. El decía: “No se puede tratar suavemente al diablo” y también decía: “Dios es tan grande. Siempre tiene algo nuevo”. En los libros que se han escrito acerca de él, encontramos las mejores formas de orar y las más diversas formas de ministrar y fuera de lo común, seguidas de sorprendentes sanidades y milagros extraordinarios.

EL ELIAS DEL SIGLO XX
Smith Wigglesworth tenía una presencia imponente que irradiaba autoridad. Era cortés y amable pero austero. Estaba lleno de la compasión, el amor y la fe de Dios, y desafiaba a sus oyentes a tener hambre y sed de la Presencia de Dios. Decía que: “nada en el mundo puede fascinarnos tanto como estar cerca de Dios”.
Solamente con llegar a un lugar causaba impacto a su alrededor, porque se sentía la Presencia del Espíritu Santo en él. No aceptaba lisonjas porque para él era claro que la gloria solo es para el Señor Jesús, y era implacable con los vanidosos que se atrevían a decir que eran siervos de Dios.
Smith Wigglesworth encarnaba la fe y el amor; tenía un perfecto equilibrio entre la profunda espiritualidad de un siervo ungido y la absoluta practicidad de un hombre sabio. Un ejemplo de su amor pastoral se deja ver en su costumbre de usar saco y zapatos delgados cuando predicaba al aire libre, así se daba cuenta cuando las personas más pobres empezaran a sentir frío y sabía que era hora de acabar la reunión.




Era particularmente generoso: con los hermanos, con las Iglesias, y especialmente con los pobres. Ofrecía unas cenas especiales para personas muy pobres basándose en las palabras de Jesús en Lucas 14:13-14: “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”. El daba un breve mensaje evangelístico en estas cenas y muchas personas se convertían.
Se movía siempre de acuerdo con lo que el Espíritu Santo le decía, casi siempre empezaba orando en lenguas e interpretando el mensaje, se deleitaba en la adoración y especialmente le gustaba el himno SOLO CREER, su oración era poderosa y conmovía el trono de Dios. Una vez en una campaña evangelística en Noruega le pidió a Dios algo diferente y el Señor le dijo: “Esta noche todas las almas serán salvas”, y fue tal la unción que se derramó sobre el auditorio que el hermano Wigglesworth lo describió como la experiencia más increíble que había tenido hasta ese entonces.

Su amada esposa Polly falleció en 1913, pero antes tuvo que convencerlo que Dios la estaba llamando, porque él no cesaba de orar para que no muriera. Solo hasta que Dios le habló, Wigglesworth la dejó partir, pero la extrañó por siempre. Desde que ella murió, su hija Alice lo acompañaba en los viajes porque su único hijo varón falleció tempranamente en 1915.

UN PRECIOSO LEGADO
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y el gobierno inglés le pidió a todos los extranjeros que abandonaran Gran Bretaña por su propia protección, por esta causa el Dr. Lester Sumrall se fue a despedir de Smith Wigglesworth. En esa ocasión, sabiendo que la despedida podía ser para siempre, Wigglesworth oró con gran pesar, y en ese momento tuvo una visión gloriosa que el Dr. Sumrall relata de la siguiente manera en su libro “Pioneros de la Fe”:
“Veo el más grande avivamiento en la historia de la humanidad que viene al mundo como nunca antes se vio. Y veo a los muertos levantarse. Veo toda clase de enfermedades que son sanadas. Veo hospitales enteros vacíos….. Me dijo que iban a haber incontables y numerosísimas multitudes siendo salvas. Ninguna persona va a poder decir son tantos los que se convirtieron porque nadie va a poder contarlos dada la gran cantidad que representarán. Ninguna enfermedad va a poder hacer frente al pueblo de Dios. Este será un avivamiento mundial, no local, me dijo, una explosión del poder de Dios y de la unción de Dios sobre toda la humanidad. Entonces abrió sus ojos, y mirándome, dijo: Yo no lo veré, pero tú si lo verás. El Señor dice que yo debo ir a recibir mi recompensa, pero que tú verás la poderosa obra que Él hará sobre la tierra en los últimos días.”


Smith Wigglesworth murió el 12 de Marzo de 1947, a la edad de 87 años, sin sufrir enfermedad alguna a pesar de su avanzada edad y su fuerte trabajo. El fruto de su vida y su ministerio aún nos desafía; pero su mayor legado fue el ejemplo de su fe en el Dios de los imposibles, su amor por las almas y insaciable búsqueda y comunión con el Espíritu Santo.
En nosotros aún resuenan sus palabras de exhortación para que nos entreguemos a una genuina adoración a Dios:
“Algunas personas se quedan satisfechas con algo bueno; otras quieren algo mejor. Para mí lo único suficiente es lo mejor de todo, mejorado.”
“Quiero llevarlos a un lugar de insatisfacción; un lugar donde ya nunca volverán a estar satisfechos,
solo satisfechos con una satisfacción que no puede ser satisfecha.”

7 comentarios:

Anónimo dijo...

bendiciones hermanos he leido el libro de este gran siervo de Dios y me ha sido de muchisima ayuda lamentablemente no lo he podido recuperar despues de haberlo prestado, si alguien lo tiene agradeceria se conecte a marianoisauro@yahoo.com.ar gracias

Yahve Jireh C,A dijo...

HABRA ALGUIEN QUE TENGA EL LIBRO EN PDF DE SMITH

Anónimo dijo...

Mira, bisca en una libreria el libro los generales de DIos. Ahi encontraras la biografia completa de S.w.
Tambien de muchos mas evangelistas como el, que son de gran ejemplo actual. Puedesbajarlo tambi3n em PDF.

Alex serrano Zura dijo...

No he podido encontrar el libro del siervo smith si alguien lo tiene me lo envia, porfavor se lo agradeceria mucho.
alex.serrano.zura@gmail.com

Anónimo dijo...

Una recomendación para quienes adoran a los hombres, como acostumbran los evangélicos que fueron engendrados en el luteranismo, (claro salen de la idolatría católica y ese espíritu aun los domina) que hay un libro llamado Biblia, que cuenta la historia del Salvador del mundo y todo lo que predicó e hizo; su ministerio es insuperable y éste tal Smith a quien ustedes siguen, no tiene punto de comparación con el Hijo de Dios. No se lo pierdan, llegarán a ser salvos seguro

Maestroernesto1956@gmail.com dijo...

Nosotros no adoramos hombres, pero si reconocer la labor de muchos de ellos; como Pablo, Pedro, entre otros; el mío Dió reconoce a sus siervos; El dijo: mira a mi siervo Job.

Maestroernesto1956@gmail.com dijo...

El mismo Dios reconoce a sus siervos. El dijo: M8ra a mi siervo Job.