3/04/2009
Willis C. Hoover gestor del avivamiento en Chile
El 20 de julio de 1858, en Freeport, Illinois, EEUU, nació el reverendo Willis Collins Hoover Kurt. Fue miembro activo de la Iglesia Metodista Episcopal. Era de una honorable familia cristiana metodista episcopal y educado en ambiente de prestigiosos intelectuales. Alrededor de sus 25 años se graduó en la ciudad de Chicago, en 1884, en Medicina y Cirugía, actividad que ejerce seis años y dentro de este lapso comienza a sentir el impulso del llamado de Dios a su Obra y dejó su carrera para ofrecerse como voluntario a la misión del predicador William Taylor.
Cuando está en pleno goce de su juventud y consciente de su capacidad profesional, ambiente social envidiable, no duda sin embargo en traer a Chile el mensaje de redención en Octubre de 1889, proclama el evangelio secundado por su distinguida esposa Mrs. Mary Anne Hilton de Hoover, cuyo aporte fue de una excepcional eficacia. Procedente de Chicago, Estados Unidos, llega a Chile el misionero Willis C. Hoover, designado por la Iglesia Metodista Episcopal para asumir el cargo de Rector del Colegio Inglés de Iquique, Mr. Hoover, era médico de profesión y junto a su esposa habian sentido el llamado del Señor para el campo misionero.
Posteriormente el Pastor Hoover es trasladado y asume la dirección de la Iglesia Metodista Episcopal de Valparaiso el 13 de Febrero del año 1902.
En 1907 la esposa de nuestro pastor Hoover recibe noticias de un avivamiento espiritual que se estaba produciendo en India, cartas le relataban detalles de estas manifestaciones del Espíritu Santo en un hogar de niñas en Kedgaon, India. Este hecho conmovió a nuestro reverendo Hoover quién estaba convencido de que el Dios que estaba realizando maravillas tan lejos de Chile las podía hacer también en este país. Comenzó a orar para que Dios derramara su poder e invitó también a su congregación a hacerlo. A mediado de 1909, se reunían todos los días a las 17 hrs. dirigidos por el pastor Hoover pidiendo el Espíritu de Dios.
Paulatinamente el Señor empezó a contestar el clamor de su pueblo, y aunque no existen antecedentes certeros del día en que Dios derramó su poder sobre su Iglesia, en uno de sus libros el pastor Hoover menciona el día 4 de julio de 1909 como un día en que ya se producían manifestaciones directas del Espíritu Santo. A principios de 1910 la Iglesia de Valparaíso estaba llena del Espíritu de Dios, aquella situación fue descrita por el reverendo Hoover de la siguiente manera: "Risas, lloros, gritos, lenguas extrañas, visiones, éxtasis, hermanos inmóviles en el suelo que después aseguraban haber sido trasladados al cielo. La congregación se sentía impulsada a comunicar lo que experimentaban y salían a las calles a pregonar a toda voz el Evangelio".
Un día el Pastor W.C. Hoover contemplaba en el espejo las líneas que surcaban su noble rostro y con un dejo de pena, expreso para sí -"¡Que viejo estoy!", entonces vino la pronta respuesta del Espíritu Santo -"¡Si... Y todos estos años llenos de mi gloria!", Aleluyas incontenibles subrayaron el gozo que su Señor le impartía.
Vino ,como se dijo anteriormente ,en compañía de su joven esposa, quien dio toda su vida también a Chile, volviendo enferma a EE.UU., junto a su esposo también enfermo, falleciendo y siendo sepultados sus restos al lado de los de su familia en EE.UU..
El Pastor después de casi 2 años de enfermedad, volvió a Chile para continuar su trabajo, privado de su compañera esposa. Su presencia sirvió para traer a Chile la suma de 15.000 dólares donados por miembros de su familia. Este dinero fue invertido en la construcción de dos templos en Valparaíso.
Los mismos miembros de su familia también donaron al pastor una suma de dinero (lo que fue retirado de su testamento con este fin), para la compra de una casa que sirviera para él y una hija viuda con cinco hijos chilenos.
Si bien sus hijos se educaron en EE.UU., se educaron prácticamente solos, incluso la hija, para ganarse su propia vida, trabajo como peón, como mozo, como chofer, en oficinas, en restaurantes, en jardín, en fin, de todas maneras menos que con un centavo de dinero chileno.
Casi medio siglo duró la infatigable su labor evangelizadora, hasta que en la madrugada del 27 de Mayo de 1936, a la edad de 78 años, el insigne siervo fue ascendido a la Gloria para estar presente al Señor, dejando un hermoso ejemplo de su Ministerio Pastoral.
Según las propias palabras de W.C. Hoover :
"la iglesia Evangélica debe vivir hoy y siempre conforme al molde inamovible y eterno de las Escrituras, sin que haya en nuestras vidas y en nuestro ministerio otro evangelio distinto del que Jesús predicó y rubricó con su sangre en el madero de la cruz".
En cierta ocasión un pastor decía de él": El Rev. doctor Hoover era una persona sin apariencias, pequeño de estatura, humilde y sencillo, de costumbres y modales sin complicación, pero de una profunda convicción y de una fe vigorosa y fuerte que ni los más despiadados huracanes diabólicos habrían podido desarraigarla de la roca de los siglos" Abnegado, fiel, bondadoso y recto; consejero oportuno, siempre preocupado de sus ovejas a las que amaba entrañablemente; digno modelo de su hogar, formado al calor de las enseñanzas de la Santa Biblia, con lágrimas en sus Oraciones pedía a Dios misericordia por alguna alma descarriada o para soportar con espartano coraje las ingratitudes y desprecios de aquellos que con maldad le denostaban y perseguían. Vivió con su vista fija en Jesús, no hubo para él otro maestro ni otro ejemplo más digno de imitar.
La enseñanza divina de la palabra estaba hecha vida en él; fue un ejemplo vivo y elocuente del poder de la gracia divina. En las últimas oraciones de su vida, la petición predominante fue:
"Señor, danos otro avivamiento como aquel que nos diste, si fuera posible, sin los errores y las extravagancias que lo acompañaban; pero en todo caso danos otro avivamiento"
"Señor desde aquí, te damos gracias por la vida de tu hijo W.C. Hoover, porque a través de su vida hemos sido por ti bendecidos." Amén
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