3/30/2010

MENSAJE DADO EN LA PLAZA DE TALCAHUANO EN LOS DÍAS DEL TERREMOTO



Hno. Julio Barrientos / Talcahuano, Chile
26 de marzo de 2010

Un hombre en un camino solitario leía una vez la Biblia, y el se hizo esta pregunta: ¿de quién está hablando?

Al leerles hoy un pasaje en la Biblia, en Dt. 8, al igual que ese hombre, nos saltará la misma duda, ¿de quién está hablando? Ya que los que estamos aquí reunidos bien podríamos decir que estos versos están hablando claramente de Chile:

Describe una tierra de abundancia. Porque el Señor tu Dios te (da) una tierra buena: tierra de arroyos y de fuentes de agua, con manantiales que fluyen en los valles y en las colinas; tierra de trigo y de cebada; de viñas, higueras y granados; de miel y de olivares; tierra donde no escaseará el pan y donde nada te faltará; tierra donde las rocas son de hierro y de cuyas colinas sacarás cobre.

También habla como si estuviese describiendo el tiempo de abundancia en Chile antes del terremoto… Cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado casas cómodas y las habites, cuando se hayan multiplicado tus ganados y tus rebaños, y hayan aumentado tu plata y tu oro y sean abundantes tus riquezas… hasta aquí bien podríamos decir que es la descripción exacta de esta nación. Una tierra rica, bendita y prospera.

Pero también hay una descripción de la clase o forma de ser de las personas que habitan esa nación: Dice…no te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios. No se te ocurra pensar: Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.

Una tierra de abundancia, de mucha riqueza, pero con habitantes que creen que lo que tienen, ha sido exclusivamente por su fuerza e inteligencia, y con el rasgo principal que se han olvidado de Dios.

Un profeta dice esto: Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse.

Fuerza Chile, Vamos Chile que se puede. La confianza en nuestra fuerza siempre será nuestro grito de lucha: “Los ladrillos han caído, pero con piedras labradas reedificaremos; los sicómoros han sido cortados, pero con cedros los reemplazaremos” (Is. 9:10), “… Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado” (Mal. 1:4).

Fuerza Chile, Vamos Chile que se puede. No lo es todo, y más bien no es suficiente: Estamos aquí para orar a Dios y estamos aquí para que de nuestra parte haya un momento de humildad y de arrepentimiento, un momento de mirar a Dios. Mejor sería decir: “Yo se que mi redentor vive, y al fin Talcahuano se levantará del polvo”
Lo físico es una sombra de lo espiritual, creo que Dios ha mostrado en lo físico lo que se ha construido en estos últimos años.

Hemos construido no solo edificios y puentes para el desarrollo, también hemos construido una sociedad liberal, que ha olvidado el principio que todo lo que el hombre siembra, también cosechará. Nuestros jóvenes están viviendo, ignorando que hay consecuencias buenas o dolorosas según nuestra forma de vivir.
Les hemos dado las llaves del auto de la independencia, pero en ningún momento les hemos dado el manual de la vida, de los valores, del respeto, de la humildad, de la gratitud, de cómo conducirse en la vida y en la relación con su prójimo.

Muchas veces necesitamos ser sacudidos en lo físico para que veamos nuestra condición social o espiritual.

“Salió lo peor de nosotros”. Es una frase muy mencionada en los medios de comunicación al ver el caos y pillaje que se vivió después del terremoto. En realidad no salió lo peor de nosotros, “salió lo que somos y lo que no hemos querido ver en estos últimos años”.

Se nos ha enseñado en estos últimos años a exigir nuestros derechos, pero no a saber cuales son nuestras responsabilidades.

Tus riquezas y todos tus tesoros entregaré al saqueo, a causa del pecado de tus lugares altos en todo tu territorio. Jer. 17:3.

Todos hemos escuchado alguna vez de las ciudades de Sodoma y Gomorra que fueron destruidas; pero muy pocos sabemos porque fueron destruidas: La Biblia dice… “He aquí, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y completa ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesitado”

Dice:…pero no ayudaron al pobre ni al necesitado. Padres, por un instante pensemos, quizás nuestros hijos y nuestros hijas, han sido en estos años parte de esos pobres y necesitados que hemos olvidado.

Nuestro país es hoy una gran nación, democrática y con todos los estándares de calidad, de progreso y de reconocimiento a nivel mundial, que hace de Chile un país donde los inversionistas extranjeros tengan plena confianza para invertir en ella. Hoy pertenece a los 30 países desarrollados OCDE. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU), el porcentaje de la población en la indigencia en Chile solo es de 3,2%, un 95,7% de alfabetismo. Chile ocupa el segundo puesto en América Latina, el 44 entre 182 naciones en cuanto a logros en las áreas de salud, educación e ingresos. El dato mantiene a Chile dentro de la categoría de "alto desarrollo humano". Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) el país tendría el producto por persona más alto entre los 10 países de Sudamérica.

Así es, pero el costo de esos logros se ve reflejado en el poco valor al matrimonio, la familia y la iglesia. A nadie le importó en su carrera por un nivel de vida más alto, ver las grietas que se producían en la vida familiar y social. Sólo uno fue capaz de ver el precipicio por el que millones de chilenos están cayendo: Dios

“Así como el agua que se derrama en tierra no se puede recoger, así también todos tenemos que morir. Pero Dios no nos arrebata la vida, sino que provee los medios para que el desterrado no siga separado de él para siempre. El costo del terremoto es mucho menor del costo de una vida en el infierno y una eternidad sin Dios.

David dijo y es lo que creemos en este tiempo: “Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres. Hemos caído en las manos de Dios, pero su misericordia y amor por Chile, por Talcahuano y por cada región afectada, es para salvación. Para que nos volvamos a las sendas antiguas.

Antes que sigamos vale la pena preguntarnos, ¿En Dónde está la iglesia? O más bien ¿En donde ha estado la iglesia estos últimos años?

En el libro de Jonás se describe el juicio inminente de Dios a la gran ciudad, prospera, llamada Nínive. Una ciudad que había perdido tanto sus valores, que su gente no sabía distinguir entre el bien y el mal, entre lo que era correcto o incorrecto, entre su mano izquierda y su mano derecha. Los cientos de personas que estaban saqueando y robando en medio de la tragedia, lo hacían no amparados bajo la oscuridad, sino lo hicieron a plena luz del día, ya que creían que lo hacían con un legítimo derecho de supervivencia. Eso es no saber distinguir entre lo que es justo o ilegal, como los habitantes de Nínive.

Allí también se habla de una nave sacudida por el mar. En medio de todas las victimas, destrucción y daños ocasionados por el terremoto y el tsunami, sin lugar a duda que uno de los sectores mas golpeados en vidas humanas, en daño a la propiedad y la perdida de empleo es en aquellos que su fuente de trabajo es el mar. Hay caletas de pescadores destruidas, como por ejemplo El Morro, Cantera, Candelaria, Puerto Ingles, Tumbes, embarcaciones destruidas y muchos hoy perdieron su fuente de trabajo.

Dice: Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. La imagen que se puede apreciar en las zonas costeras afectadas por la tragedia y aquí mismo en Talcahuano, es de una gran destrucción. Mi sentir es como el que se describe en Jonás 1:4 “se pensó que se partiría la nave”; ellos creían que todo estaba perdido; pero al final vemos que Dios se acordó de ellos. Es mi oración a Dios y creo que el Señor se acordará de cada uno de los que hoy lo han perdido todo.

Estos hombres de la mar, no sabían el porqué de la tormenta, pero igual estaban padeciendo; no tenían responsabilidad directa con los hechos de Nínive, pero igual estaban siendo sacudidos por el mar.
Ellos pagaron un precio alto, tan solo por una razón: despertar al “dormilón”, Jonás. Jonás estaba durmiendo, dentro de esa nave que estaba siendo destruida, huyendo y despreocupado de que Nínive, la gran ciudad, sería destruida. Ese Jonás nos da una clara imagen de la iglesia cristiana y sobre todo del liderazgo de la iglesia, ante los miles de personas en Chile que cada día están sin Dios y con grandes vacíos en el corazón. No importa lo que diga el FMI, o la ONU sobre Chile, y cuanta organización exista en el mundo, a la luz del evangelio millones en Chile hoy están sin Dios, con hogares y matrimonios destruidos, necesitados de Dios, de su perdón y de su amor; necesitados de un evangelio vivo. El patrón de la nave se le acercó a Jonás para despertarlo; Iglesia de Dios en Chile, el Espíritu Santo es ese patrón de la nave, el está gritando a tus oídos y tu corazón, “despierta y clama por tu hermano, por tu vecino, por tu prójimo, despierta y clama por Talcahuano, por Chile”. Es tiempo de humillarse y de arrepentirse por el cristianismo liviano y egoísta que hemos estado viviendo. Nosotros los líderes y la iglesia somos ese Jonás dormilón, que a pesar de la gran tragedia permanecemos paralizados, sin la fuerza y el amor para movernos hacia Dios y hacia nuestro prójimo.

El Espíritu Santo no está llamando a su iglesia para hacerla grande; todo lo contrario, el quiere humillarla y quebrantarla para que podamos dar vida y salvación a otros. Jesús tenía el pan en sus manos para multiplicarlos y para alimentar a una multitud hambrienta, pero antes de hacerlo, partió el pan. Si nosotros no estamos al lado del que llora, al lado del enfermo, del que está sin abrigo, si no somos quebrantados por tantos necesitados en nuestra zona, no podremos dar vida, fe y esperanza a cada necesitado.

No estamos aquí para decirles a las autoridades lo que tienen que hacer, mas bien agradecemos lo que cada uno está haciendo y su gran esfuerzo, (empezando por el alcalde, hasta cada uno de los que están recogiendo escombros), estamos en deuda con los bomberos, carabineros, ejercito, funcionarios públicos, gracias a los que están reparando las tuberías para que nos llegue el agua, gracias a cada voluntario; muchas gracias a todos ustedes.

Tampoco estamos aquí para condenar al pecador, mas bien estamos aquí en razón de lo que dice el profeta Isaías, “buscad a Jehová mientras puede ser hallado… llamadle en tanto que está cercano”, estamos aquí para humillarnos, para volver al altar de Dios. Para hacer una oración: “Dios Todopoderoso, aceptamos tu perfecta voluntad aún en el dolor y la tragedia, pero no te olvides que somos de barro, que nadie puede permanecer en pie delante de Ti.
Así como has permitido el dolor y la muerte, trae sobre Chile, sobre Talcahuano y sobre cada región afectada, trae la vida, la paz, y la oportunidad de levantarnos con tu ayuda, de reconstruir las regiones afectadas, con la fuerza de tu Espíritu. Ayuda a nuestras autoridades, dales fuerza y sabiduría, como se la diste a José en Egipto en los días de hambre. Ayúdanos a cambiar lo que necesitamos cambiar y a volvernos a nuestra familia, a nuestro prójimo, ayúdanos a ser humildes y agradecidos con lo que tenemos. Dios que envías tu sol y tu lluvia sobre buenos y malos, perdónanos y vuelve tu rostro de misericordia sobre Chile. Ayúdanos a entender tus caminos y el dolor, de tal forma que al mirar atrás, seamos capaces de aún dar gracias por lo que nos tocó vivir en estos días. Amén”.

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