11/30/2009

EVANGELICOS VOTAN NULO EN PRIMERA VUELTA


D E C L A R A C I Ó N P Ú B L I C A
La campaña presidencial en desarrollo, ha sido la oportunidad a través de la cual los chilenos y chilenas hemos tomando nota respecto a las definiciones económicas, sociales y valóricas de los cuatro aspirantes a la Presidencia de la República de Chile.
Los evangélicos hemos seguido con atención este proceso, interesados en definir de manera informada y con responsabilidad cívica, nuestra intención de voto para el 13 de diciembre próximo.

Somos ciudadanos de este país, contribuimos con nuestro trabajo y nuestra conducta al bienestar colectivo de la patria, tenemos una presencia real en todos los niveles de nuestra sociedad y como portavoces de la enseñanza de Jesucristo, creemos firmemente que somos sal de la tierra y luz del mundo.
Hemos entendido que los CUATRO candidatos a la presidencia, han optado por salir a la conquista del voto, sin considerar valores cristianos fundamentales para la sociedad chilena, tales como el valor de la familia, -núcleo fundamental de la sociedad- y el matrimonio constituido por Dios entre un hombre y una mujer.
Por el contrario y con el argumento de una supuesta discriminación, los presidenciables han salido a favorecer
a minorías con en escasa representatividad, y no han trepidado en subjetivizar los valores más esenciales, dejando de lado incluso sus más profundas convicciones. Los candidatos han reivindicado las relaciones homosexuales, asumiendo como propio el discurso de una minoría que tiene tribuna en todos los medios de comunicación y que con insistencia ha presionado por generarse condiciones jurídicas especiales, que representan un verdadero atentado a la institución de la familia.
En sus respectivas franjas y debates televisivos, Jorge Arrate, Marco Enríquez-Ominami, Sebastián Piñera y Eduardo Frei, nos han notificado que están dispuestos a gobernar con la comunidad gay,
sin importar el compromiso valórico que esto implique, mensaje que se ha convertido en eje transversal de esta supuesta defensa en contra de la discriminación.
Los evangélicos representamos a más de tres millones de personas, que contribuimos con nuestro trabajo, responsabilidad, cultura cívica y conciencia ética, a hacer de Chile un país más grande y más solidario, centrados en la figura y el ejemplo de Jesucristo.
Sin embargo, los candidatos no han dicho una palabra respecto a nuestro aporte y han soslayado la fuerza de nuestro mensaje. Somos los que creemos en Dios, los que sujetamos nuestra vida a las normas escritas en las Sagradas Escrituras y tenemos opinión política fundamentada en el texto sagrado. No existe para nosotros la posibilidad de negociar nuestras convicciones o ceder un milímetro en posiciones que tienen un carácter absoluto. Por ello, exigimos de aquellos que aspiran a la más alta magistratura de la nación, no un compromiso por conveniencia con el mundo evangélico, sino el respeto mínimo con ciertos aspectos valóricos y morales que hoy están desafiados abiertamente.
Queremos hacer un llamado a los candidatos a la Presidencia de la República, para que reflexionen respecto al mensaje que están entregando a los chilenos, porque si de verdad están interesados en abandonar la odiosa discriminación que existe entre los chilenos, entonces llegó el momento de abordar la brecha salarial, la diferencia inmoral en la calidad de la educación de los más ricos y los más pobres, la pésima cobertura de salud que tienen los sectores más vulnerables y la injusta diferencia interreligiosa que se da en las Fuerzas Armadas y de Orden y en las reparticiones públicas del país, con el desigual trato a los capellanes evangélicos, frente a los capellanes católicos.La comunidad homosexual está lejos de ser el sector más discriminado de nuestro país, puesto que su “causa” es motivo central de productos televisivos y sus voceros son panelistas en todos los medios de comunicación.
Hacemos un llamado a la reflexión al mundo cristiano evangélico de Chile, para que en las elecciones de diciembre próximo se haga notar con potencia nuestra fuerza y la convicción de nuestro mensaje, puesto que ante la notable falta de garantías por parte de los candidatos a la Presidencia, lo único que nos resta como cristianos, es dar una señal potente de disconformidad en caso que los candidatos perseveren en su postura moral relativista.En momentos cruciales de la historia bíblica, Dios levantó hombres preclaros que supieron reconocer las demandas divinas para su época y para su generación. Josué desafió a su pueblo a actuar en concordancia con sus convicciones más profundas:
E“escogeos hoy a quien sirváis… pero yo y mi casa serviremosa Jehová”1.Esta misma claridad y convicción es la que se demanda hoy de la Iglesia Chilena.en virtud de lo anterior, es que los dos millones de evangélicos inscritos en los registros electorales, podemos definir quién será el próximo presidente de Chile.A partir de esta semana y hasta el 30 de noviembre próximo, esperaremos una definición clara de los candidatos respecto a los temas valóricos que hoy están en cuestión y en caso de no recibir una respuesta concreta en este sentido, llamaremos a
VOTAR NULO en la papeleta presidencial de primera vuelta con el siguiente texto: YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ.
De esta forma y ante la reñida segunda vuelta que se avizora en todas las encuestas, quien desee convertirse en Presidente deberá asumir un compromiso concreto con el mundo evangélico en defensa de la vida y el valor de la familia, según el diseño de Dios.1
Josue 24:15. Reina Valera 1960.
FUENTE : http://www.movimientoisacar.cl/

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