10/15/2008

Cuando tú oras hay uno más Poderoso que tú que está orando contigo
Por Charles Spurgeon

…el que también intercede por nosotros. Romanos 8:34

Escuchad al pecador que clama: "Dios sé propicio a mí pecador." ¡Oíd! ¿Oís el otro clamor que sube con el suyo? No. No podéis oírlo, porque vuestros oídos están embotados y tardos, pero Dios lo oye. Hay otra voz, mucho más fuerte y más fuerte y más dulce que la primera, y mucho más prevaleciente que sube al mismo tiempo y ruega: "Padre, perdónales por mi sangre preciosa." El eco del murmullo del pecador es tan majestuoso como el trueno. Nunca el pecador ora verdaderamente sin que Cristo ore al mismo tiempo. No lo puedes ver ni oír, pero Jesús jamás agita las profundidades de tu alma por su Espíritu sin que su alma también sea agitada. ¡Oh, pecador! cuando tu oración llega delante de Dios, es algo muy diferente de lo que era cuando salió de ti.
Hay gente pobre que a veces viene a nosotros con peticiones que desean enviar a alguna Compañía o gran Personaje. Traen su petición y nos piden que la presentemos por ellos. Está malamente escrita, con letra muy extraña, y podemos sólo imaginar lo que quieren decir, pero de todos modos basta para darnos a conocer lo que quieren. En primer lugar, hacemos una copia en limpio para ellos, y luego, habiendo planteado su caso, ponemos nuestro nombre al pie, y si tenemos alguna importancia, ellos obtienen lo que desean por el poder del nombre que firma al pie de la petición. Es exactamente esto lo que Jesús hace con nuestras pobres oraciones. Hace una copia en limpio, le pone el sello de su sangre expiatoria y su firma al pie, y así la hace llegar ante el trono de Dios. Es tu oración, pero también es Su oración, y es el hecho de ser su oración lo que la hace prevalecer.

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